Miguel de la Madrid Hurtado
Político, abogado y economista mexicano. Nació en Colima el 12 de diciembre de 1934. Fue Presidente de México del 1 de diciembre de 1982 al 1 de diciembre de 1988.
Hijo de Miguel de la Madrid Castro, quien hizo sus estudios en Guadalajara y ejerció la abogacía en Colima, muriendo cuando su hijo tenía 2 años de edad. Su madre la señora Alicia Hurtado de la Madrid se vino a radicar a México después de la muerte de su esposo, haciéndose cargo de Miguel y de su hija menor Alicia.
La familia de la Madrid ha desempeñó diversas actividades, entre ellas el ejercito, la abogacía y el servicio público. En sus antepasados hubo varios gobernantes, alcaldes y militares que sirvieron a la república.
A los 18 años de edad ingresó a la Facultad de derecho de la UNAM. Su tesis versó sobre el pensamiento Económico en la Constitución de 1857. En su exámen Profesional tuvo mención Honorífica.
El Licenciado Miguel de la Madrid se casó con Paloma Cordero Tapía, originaria del Distrito Federal y con quien tuvo cinco hijos: Margarita, Miguel, Enrique, Federico, y Gerardo.
En 1963, siendo presidente de la República Adolfo López Mateos, de la Madrid se dio de alta en la militancia del PRI, la mejor garantía para concretar sus aspiraciones profesionales en la administración y las finanzas federales.
Como pasante de derecho ingresó a trabajar en el Banco Nacional de Comercio Exterior, por invitación de su entonces director, Licenciado Ricardo J. Zevada. A través de esta institución gubernamental, le fue otorgada una beca en 1964 para realizar durante un año una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard.
De regreso a México en 1965, la administración de Gustavo Díaz Ordaz le reclutó para el Gobierno federal nombrándole subdirector general de Crédito en la Secretaría (ministerio) de Hacienda.
En 1970 al iniciarse el período del presidente Echeverría, fue nombrado subdirector de Pemex y en mayo de 1972 retornó a la Secretaría de Hacienda como director general de Crédito, teniendo a López Portillo como superior.Durante estos cargos asistió a reuniones internacionales de la ONU y la OEA, en materia de desarrollo social, economía y finanzas.
Cuando el entonces Secretario de Hacienda (Lic. José López Portillo), fue designado candidato a la Presidencia de la República en septiembre de 1975, y el Lic. Mario R. Beteta Secretario de Hacienda; el Lic.de la Madrid pasó a ocupar la Subsecretaria de Hacienda y Crédito Público.
En mayo de 1979 siendo ya presidente de la República José López Portillo, de la Madrid ocupa la Secretaria de Programación y Presupuesto, en sustitución de Ricardo García Sáinz.
Al frente de tal secretaría impulsó el Plan Global de Desarrollo (PGD), dado a conocer en abril de 1980 y cuya meta tangible era obtener una tasa de crecimiento anual del 8% hasta el final del sexenio. En todo este tiempo, el licenciado prestó labores de asesoría en numerosas comisiones técnicas relacionados con las exportaciones y las finanzas, y representó a México en el diálogo entre los principales organismos financieros multilaterales como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
En 1981 fue postulado por el PRI, como candidato a la presidencia de la República y venció en las elecciones del 4 de julio de 1982. Asumió el cargo en diciembre de ese mismo año.
De la Madrid llega al poder en una de las épocas más difíciles del país, mucho debido a su antecesor José López Portillo, quien nacionalizó la banca tres meses antes de salir del poder tras dos sexenios de gastos excesivos. Como resultado, la inflación subió a un promedio de 100% cada año, el empleo informal creció a 20% entre 1983 y 1985 y hubo caídas drásticas en producción, sobre todo en industrias gubernamentales, el crecimiento del PIB fue erróneo con altibajas y disminuyó el poder adquisitivo.
Ante tal situación De la Madrid, reorganizó el Plan Global de Desarrollo, bajo el cual se desarrollo el gobierno de López Postillo; estableció a nivel constitucional un sistema de planeación democrática y más importante, inició con la apertura económica, la desregulación y descentralización así como la privatización de empresas estatales; algo que seguiría bajo su sucesor.
Durante su administración, el número de paraestatales se redujo de 1155 a 413. Ante la severa crisis económica (donde se alcanzó el 3,100 por ciento de devaluación del peso) se establecieron los Pactos de Crecimiento Económico con los diversos sectores sociales, mediante los cuales el gobierno subsidiaba parte de los precios de los productos básicos y los productores/distribuidores se comprometían a no aumentarlos.
En Enero de 1986, tras aproximadamente 3 años de negociaciones, México logra ser admitido al GATT, siendo el punto más fuerte de esta administración.
Se renegoció la deuda externa aplicando un plan de austeridad en el gasto, conjuntamente emprendió la renovación moral de la sociedad y realizó la campaña anticorrupción en los cargos públicos, la cual cobró dos notorias víctimas: Arturo Durazo Moreno, alias El Negro, jefe de Policía y Tránsito del Distrito Federal entre 1976 y 1982.
"El Negro" fue detenido en Puerto Rico por el FBI a requerimiento de las autoridades aztecas, que le procesaron por tráfico de drogas, tenencia de armas, extorsión, homicidio en múltiple grado y otros cargos de delitos cometidos durante el sexenio lopezportillista, fue extraditado en 1986, recibiendo una condena de 16 años de prisión de los que cumplió seis.
El otro personaje fue Jorge Díaz Serrano, el antiguo director de PEMEX destituido por López Portillo en 1981 por discrepancias sobre la política de precios del petróleo. Díaz fue desaforado como senador y terminó también en prisión por las ilegalidades cometidas en su gestión al frente del monopolio.
En materia internacional, de la Madrid, apreció una concentración en las problemáticas latinoamericanas, y más exactamente en los conflictos centroamericanos. Así, el presidente mexicano se convirtió en un actor clave del Grupo de Contadora, foro informal de concertación política creado el 9 de enero de 1983 en esta isla panameña por los cancilleres de México, Colombia, Venezuela y Panamá; con el objetivo de promover una salida pacífica y negociaciones multilaterales para los conflictos de Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
En septiembre de 1985 y luego de la victoria del PRI en las elecciones al Congreso, un terremoto de 8 .1 grados en la escala de Richter sacude a la Ciudad de México muriendo posiblemente más de 20.000 personas y miles quedaron sin hogar. Tanto las declaraciones del Presidente de la Madrid señalando que el país no requería ayuda extranjera para enfrentar la tragedia, como su decisión de no permitir que el Ejército colaborara con la población en las labores de rescate durante las primeras horas posteriores al terremoto, le valieron severas críticas a su administración. Esta tragedia además cargó a las apuradas cuentas públicas los costos de la reconstrucción de las infraestructuras y prestaciones del devastado Distrito Federal.
En 1986 retornó el saldo deficitario en las cuentas corrientes, las reservas de divisas descendieron a un nivel peligroso, el peso entró en caída libre con respecto al dólar y el crecimiento para el conjunto del año fue ampliamente negativo, del -3,8% del PIB.
A lo largo de 1987 se dio una recuperación de las exportaciones no petroleras gracias al valor competitivo del peso y el sellado de importantes acuerdos crediticios con la banca internacional, se recupero el precio del barril de crudo, asi que las reservas de divisas elevó su nivel hasta el valor histórico de los 15.000 millones de dólares.
El 5 de octubre de 1987 la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) explotó ante el incontrolado proceso de ventas, perdiendo el 50% de su volumen de capitalización. El hecho coincidente con el crack de la Bolsa de Nueva York, sólo pudo ser detenido con la urgente entrada en las operaciones de compra de Nacional Financiera.
El 18 de noviembre, el gobierno dispuso una devaluación del peso del 55% y el tipo de cambio intervenido se fijó en las 2.278 unidades por dólar, haciéndolo coincidir con el tipo de cambio libre. De enero a diciembre de 1987, la moneda mexicana había perdido el 192% de su valor tras sucesivas depreciaciones y la inflación para los doce meses registró la tasa del 160%.
Ante tales acontecimientos el 15 de diciembre de 1987 de la Madrid suscribió un Pacto de Solidaridad Económica (PSE) con los actores sociales para consensuar las medidas de contingencia antiinflacionaria y repartir cargas de responsabilidad, pero el sindicalismo independiente optó por las movilizaciones para protestar.