Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)


Carlos Salinas de Gortari  



Ciudad de México, 1948) Político mexicano, presidente de la República entre 1988 y 1994. Hijo del senador y secretario de Estado Raúl Salinas Lozano, que fue Ministro de Industria y Comercio de su país, y de Margarita de Gortari, presidenta y fundadora de la Asociación de Mujeres Economistas de México, Carlos Salinas de Gortari se licenció en Economía por la Universidad Autónoma de México en 1969 y completó su formación en Harvard con un doctorado en Economía Política y Gobierno.
Carlos Salinas de Gortari

En octubre de 1987, el PRI presentó su candidatura a la presidencia de la República para las elecciones de julio de 1988 y, tras una larga campaña electoral en la que encontró sobre todo la oposición de sindicatos y líderes del movimiento obrero que recelaban de su programa económico, logró la victoria y se proclamó presidente de los Estados Unidos de México para el sexenio 1988-1994. Durante la ceremonia de investidura, celebrada el 1 de diciembre, anunció los asuntos principales de su agenda política, entre ellos, la reducción de la deuda externa, el incremento de los niveles económicos del país y la lucha contra la corrupción y la violencia.

Desde los primeros meses de su mandato, Salinas impulsó la cooperación comercial con los países vecinos. Con los del sur, Colombia y Venezuela, suscribió un acuerdo en 1989 para constituir a corto plazo una zona de libre comercio; también con los gobiernos centroamericanos estudió la viabilidad de establecer un área comercial libre en la zona y, finalmente, con los vecinos del norte, EE.UU y Canadá, anunció en 1991 el inicio de conversaciones con idéntico objetivo. El proceso negociador fraguó en diciembre de 1992 con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) que entró en vigor el 1 de enero de 1994 y estableció un mercado común en los estados de América del Norte.


En política interior, su gestión estuvo marcada por el amplio programa de privatización de empresas públicas que reportó a las arcas estatales unos ingresos de 13.000 millones de dólares, la reforma educativa, la devaluación del peso para contener la inflación y la reducción de la deuda externa. Salinas también comprometió su mandato al ejercicio de una profunda reforma en su partido y, en el último año de su presidencia, tuvo que enfrentar una insurrección armada en el estado de Chiapas.


El 1 de enero de 1994, el movimiento indigenista y campesino autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas contra el Gobierno de México en protesta por la política neoliberal del presidente Salinas y, durante varios días, la revuelta fue duramente reprimida por el Ejército. El clima de violencia y las críticas, internas y externas, que recibió el Ejecutivo por la contestación militar a las reivindicaciones campesinas colocaron al Gobierno en una crítica situación que el presidente trató de resolver con el anuncio del alto el fuego y la tramitación de una Ley de Amnistía para los involucrados en la revuelta.
Celebradas las elecciones presidenciales el 21 de agosto de 1994, Salinas cedió el bastón de mando de la República al nuevo candidato del PRI y vencedor de los comicios, Ernesto Zedillo. Veinte días después del relevo presidencial se desató en el país una crisis financiera que colocó a México al borde de la suspensión de pagos. Los portavoces del Gobierno entrante endosaron la responsabilidad al Gobierno saliente y las relaciones entre Salinas y su sustituto se deterioraron bruscamente.


En marzo de 1995 Salinas abandonó el país sumido en una complicada crisis política y personal, atacado por todos los medios políticos que antes habían aplaudido sus decisiones ejecutivas. A la grave situación económica del país tras su mandato, se unió la acusación contra su hermano Raúl Salinas de Gortari como supuesto autor intelectual del asesinato, en septiembre de 1994, de quien entonces era su cuñado y secretario general del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Francisco Ruiz Massieu. El procesado fue condenado a 50 años de cárcel, aunque el ex presidente de México mantuvo la convicción de que el juicio fue una trampa política.